En 2026, la gran mayoría de empresas españolas deberán emitir facturas a través de un sistema digital controlado por la Agencia Tributaria. Se llama VERI*FACTU y, aunque muchos todavía lo ven como una imposición más, en realidad puede convertirse en una ventaja competitiva si se gestiona bien desde el principio. En AGL, llevamos meses ayudando a negocios de Barcelona a prepararse con tiempo, porque este cambio va mucho más allá de la contabilidad: afecta directamente a la forma en que trabajas, reportas y analizas tus datos.

Lo primero que hay que entender es que VERI*FACTU no es una aplicación concreta, sino un marco normativo. Obliga a usar Sistemas Informáticos de Facturación (SIF) que garanticen que cada factura es auténtica, inalterable y trazable desde el momento en que se emite. En la práctica, esto significa que cada registro llevará un código único, un hash de seguridad y un código QR que servirá como huella digital ante la Agencia Tributaria.
A partir de julio de 2025, los fabricantes de software tendrán que adaptar sus programas a estas normas. Seis meses después, las sociedades deberán utilizarlos de forma obligatoria, y en julio de 2026, será el turno de los autónomos. Aunque parezca que aún hay tiempo, lo cierto es que las empresas que no empiecen a preparar su sistema ahora podrían encontrarse con problemas técnicos, retrasos en la emisión de facturas o incluso sanciones.
El cambio más relevante es que los datos de facturación estarán conectados de forma directa y segura con la Agencia Tributaria. Esto reducirá el fraude, pero también implicará que todo error quedará registrado al instante. Por eso, adaptar los procesos internos y capacitar al equipo no es opcional. En AGL recomendamos crear un plan de migración en tres fases: análisis, integración y validación.
Durante la primera fase, se analiza el flujo actual de facturación y los puntos débiles. Después se elige una solución SIF homologada y se integra con el ERP o el software contable que la empresa ya utiliza. Finalmente, se valida el sistema mediante pruebas reales, emitiendo facturas de prueba, comprobando códigos QR y simulando errores comunes.
Uno de los aspectos más desconocidos de VERI*FACTU es la gestión de los errores de validación y los reintentos automáticos. Cada vez que un registro no se pueda enviar o verificar correctamente, el sistema debe volver a intentarlo dentro de un tiempo establecido. Si esto no se configura bien, las facturas podrían quedar bloqueadas. Por eso es esencial que el proveedor de software y el asesor fiscal trabajen juntos desde el principio.
Otro punto clave es la conservación de los registros. Las empresas deberán mantener los datos íntegros durante años, sin modificaciones posibles. Eso implica actualizar las políticas de copias de seguridad y revisar quién tiene acceso al sistema. La trazabilidad no solo será una exigencia técnica, también un requisito de cumplimiento normativo.
En AGL hemos detectado que muchas empresas en Barcelona están cometiendo el mismo error: esperar a que su proveedor tecnológico les avise. Pero los fabricantes de software se están centrando en la parte técnica, no en el impacto contable o fiscal. Por eso, nuestra labor consiste en coordinar ambos mundos —la tecnología y la fiscalidad— para que el proceso sea fluido y no se convierta en un dolor de cabeza.
Además de la parte técnica, existe un cambio cultural. VERI*FACTU obliga a las empresas a digitalizar su información contable en tiempo real. Esto ofrece ventajas: más control, menos errores y mayor visibilidad financiera. Las empresas que adopten el sistema pronto podrán automatizar conciliaciones, detectar inconsistencias y tomar decisiones con datos mucho más fiables. En el fondo, este cambio va a profesionalizar la gestión de muchas pymes.
Barcelona tiene un ecosistema empresarial innovador y tecnológico. Por eso, las empresas locales que se adapten antes al sistema no solo cumplirán la ley, sino que podrán ofrecer una imagen de transparencia y modernidad. Las que lo dejen para el final, probablemente se verán forzadas a implantarlo deprisa y sin estrategia.
Desde AGL acompañamos a cada empresa según su realidad: analizamos su software actual, valoramos si conviene mantenerlo o migrar a una solución SIF externa, y formamos al equipo para que comprenda cómo funciona todo el flujo de facturación, rectificación y conservación de datos.
El objetivo no es simplemente cumplir, sino convertir el cumplimiento en una ventaja estratégica. Porque quien entiende el sistema desde dentro, puede automatizar tareas, ganar eficiencia y dedicar más tiempo a hacer crecer su negocio.
El futuro de la facturación digital ya no es una tendencia, es una fecha marcada en el calendario. Y en AGL, te ayudamos a que cuando llegue, tu empresa ya esté preparada, adaptada y un paso por delante.
